domingo, 1 de septiembre de 2013

Escuela de señoritas VIII. El benefactor (Sabrina Jeffries)





“Cuando tenía dieciocho años, Charlotte Page cometió un error que cambiaría toda su vida. Agravió a un hombre en un acto impulsivo que llegó a lamentar profundamente, aunque la condujo directamente a lo que ahora es: la señorita Harris.

Su mascarada comenzó como preparación a una terrible venganza, pero se fue transformando en algo muy agradable y ahora Charlotte necesita desesperadamente su ayuda. ¿Podrá salvarla del desastre sin revelar su secreto o conseguirán los errores del pasado separarlos para siempre?

Por fin, tras seis entregas, los lectores conocerán la verdad sobre el anónimo benefactor de la Escuela de la señorita Harris. Ha llegado el momento de conocer al misterioso primo Michael.”

El benefactor supone la sexta entrega de la exitosa serie «Escuela de señoritas» de Sabrina Jeffries. En ella nos encontramos la historia de la directora del colegio, la señorita Harris, y un apuesto aristócrata al que, pese a no tener ni idea de quién es realmente, hemos conocido desde el principio. David Masters, vizconde de Kirkwood.  O, lo que es lo mismo, el primo Michael.

Charlotte Harris es una mujer que, tras un difícil matrimonio y una juventud repleta de dificultades, ha logrado salir adelante, llegando a convertirse en la directora de una prestigiosa escuela para damas. Cargada de responsabilidades, ha aceptado llevar la cómoda vida de una viuda sin aspiraciones románticas. Ha sido mejor así. Y es que cualquier pensamiento romántico la conducirá, inevitablemente, al recuerdo del único hombre al que amó alguna vez. Al mismo al que, por un estúpido malentendido, perdió para siempre. Así pues, la única figura masculina a la que le ha permitido acercarse ha sido al primo Michael, el caballero que le ayudó a lograr su sueño, que financió la escuela y le ha ofrecido consejo desde entonces. Un hombre al que, en realidad, ni siquiera conoce. Sus cartas son la única prueba de su existencia. Su anonimato fue la única exigencia que él le hizo. Podrían entenderse como los actos propios de un filántropo… o de un hombre con afán de venganza.

Para David todo comenzó como un modo de desquitarse por la humillación a la que Charlotte lo había sometido. Hundir a esa mujer, del mismo modo en que ella lo había hundido a él, parecía un objetivo justo. Pero no contaba con sus cartas. Unas cartas en las que no percibía a la mujer que le había hecho daño, sino a la dulce dama de la que se había enamorado. Y entonces había sido imposible dar marcha atrás. El afán de venganza se había convertido en un ferviente deseo por ayudarla, por ayudarle a cumplir sus sueños. Hasta que la amenaza de desahucio cae sobre la escuela y David se ve obligado a intervenir. No como el primo Michael, sino como el vizconde de Kirkwood.

Aunque Sabrina Jeffries es una autora de éxito, cuyas novelas no suelen dejar indiferente, he de reconocer que sus historias no siempre consiguen engancharme hasta el punto de leerlas del tirón. A veces, el exceso de encuentros sexuales sin ton ni son, o la lentitud de la trama, hace que abandone el libro y tarde en reanudarlo. No porque escriba mal, por el contrario, es una de esas autoras que sabe cómo manejar la pluma, sino, simplemente, porque no me mete en la historia del modo en que lo consigue Lisa Kleypas, por ejemplo. Sin embargo, entre sus publicaciones se encuentran novelas de esas que te mantienen pegada al libro de la primera a la última página. Me sucedió con la «Real Hermandad de los Bastardos». Me sucedió con el libro de Louisa, con Stoneville o con Anthony Dalton. Y me sucedió, para qué negarlo, con David Masters.

La historia es sencilla. Un malentendido entre dos enamorados. Una decisión equivocada. Una reputación arruinada. Una separación forzosa… Y el reencuentro de los protagonistas, años después, tras un matrimonio fracasado.

Los personajes tampoco son nada fuera de lo normal. Una respetable viuda que dirige una escuela. Un aristócrata viudo con escandaloso pasado. Una alumna excéntrica, un joven jugador, un padre malvado, un periodista enamorado o  un agente de Bow Street. Todos bien delineados, trabajados, con personalidad y características propias, pero que no se alejan de lo que podríamos encontrar en cualquier otra historia de la autora.

El estilo, el de siempre. Buena pluma, narración fluida y diálogos aceptables. Las escenas sexuales incoherentes de algunas de sus novelas han desaparecido en esta, algo que juega a su favor.
Así pues, si todo es normal… ¿qué es lo que hace especial a esta novela? Tal vez el hecho de que el misterioso primo Michael aparezca por fin. Quizá que, en realidad, esta historia ha ido trazándose, carta a carta, durante las siete entregas anteriores y ha culminado, por fin, en una novela repleta de recuerdos, de nostalgia, de remordimientos por los errores cometidos y de nuevas esperanzas. Tal vez que, en realidad, cualquiera puede identificarse con los protagonistas y con sus malas decisiones, basadas en las apariencias y sin concederle al otro la oportunidad de defenderse. Sea como fuere, para mí es una historia de sobresaliente.

Mi nota: 9.


2 comentarios:

Maribel dijo...

Gracias por la entrada, aunque no sea el tipo de sinopsis que me atrae. Ahora gracias a Lectura Adictiva, te sigo también por tu blog. Besos !

Fani dijo...

@Vanedis

¡Muchísimas gracias! Últimamente no actualizo mucho, pero, bueno, intentaré ir poniéndolo al día.

Biquiños!