“Cuando tenía dieciocho años, Charlotte Page cometió un
error que cambiaría toda su vida. Agravió a un hombre en un acto impulsivo que
llegó a lamentar profundamente, aunque la condujo directamente a lo que ahora
es: la señorita Harris.
Su mascarada comenzó como preparación a una terrible
venganza, pero se fue transformando en algo muy agradable y ahora Charlotte
necesita desesperadamente su ayuda. ¿Podrá salvarla del desastre sin revelar su
secreto o conseguirán los errores del pasado separarlos para siempre?
Por fin, tras seis entregas, los lectores conocerán la
verdad sobre el anónimo benefactor de la Escuela de la señorita Harris. Ha llegado
el momento de conocer al misterioso primo Michael.”
El benefactor
supone la sexta entrega de la exitosa serie «Escuela de señoritas» de Sabrina
Jeffries. En ella nos encontramos la historia de la directora del colegio, la
señorita Harris, y un apuesto aristócrata al que, pese a no tener ni idea de
quién es realmente, hemos conocido desde el principio. David Masters, vizconde
de Kirkwood. O, lo que es lo mismo, el
primo Michael.
Charlotte Harris es una mujer que, tras un difícil
matrimonio y una juventud repleta de dificultades, ha logrado salir adelante,
llegando a convertirse en la directora de una prestigiosa escuela para damas. Cargada
de responsabilidades, ha aceptado llevar la cómoda vida de una viuda sin
aspiraciones románticas. Ha sido mejor así. Y es que cualquier pensamiento
romántico la conducirá, inevitablemente, al recuerdo del único hombre al que
amó alguna vez. Al mismo al que, por un estúpido malentendido, perdió para
siempre. Así pues, la única figura masculina a la que le ha permitido acercarse
ha sido al primo Michael, el caballero que le ayudó a lograr su sueño, que
financió la escuela y le ha ofrecido consejo desde entonces. Un hombre al que,
en realidad, ni siquiera conoce. Sus cartas son la única prueba de su
existencia. Su anonimato fue la única exigencia que él le hizo. Podrían entenderse
como los actos propios de un filántropo… o de un hombre con afán de venganza.
Para David todo comenzó como un modo de desquitarse por la
humillación a la que Charlotte lo había sometido. Hundir a esa mujer, del mismo
modo en que ella lo había hundido a él, parecía un objetivo justo. Pero no contaba
con sus cartas. Unas cartas en las que no percibía a la mujer que le había
hecho daño, sino a la dulce dama de la que se había enamorado. Y entonces había
sido imposible dar marcha atrás. El afán de venganza se había convertido en un
ferviente deseo por ayudarla, por ayudarle a cumplir sus sueños. Hasta que la
amenaza de desahucio cae sobre la escuela y David se ve obligado a intervenir. No
como el primo Michael, sino como el vizconde de Kirkwood.
Aunque Sabrina Jeffries es una autora de éxito, cuyas
novelas no suelen dejar indiferente, he de reconocer que sus historias no
siempre consiguen engancharme hasta el punto de leerlas del tirón. A veces, el
exceso de encuentros sexuales sin ton ni son, o la lentitud de la trama, hace
que abandone el libro y tarde en reanudarlo. No porque escriba mal, por el
contrario, es una de esas autoras que sabe cómo manejar la pluma, sino,
simplemente, porque no me mete en la historia del modo en que lo consigue Lisa
Kleypas, por ejemplo. Sin embargo, entre sus publicaciones se encuentran
novelas de esas que te mantienen pegada al libro de la primera a la última
página. Me sucedió con la «Real Hermandad de los Bastardos». Me sucedió con el
libro de Louisa, con Stoneville o con Anthony Dalton. Y me sucedió, para qué
negarlo, con David Masters.
La historia es sencilla. Un malentendido entre dos
enamorados. Una decisión equivocada. Una reputación arruinada. Una separación
forzosa… Y el reencuentro de los protagonistas, años después, tras un
matrimonio fracasado.
Los personajes tampoco son nada fuera de lo normal. Una respetable
viuda que dirige una escuela. Un aristócrata viudo con escandaloso pasado. Una
alumna excéntrica, un joven jugador, un padre malvado, un periodista enamorado
o un agente de Bow Street. Todos bien
delineados, trabajados, con personalidad y características propias, pero que no
se alejan de lo que podríamos encontrar en cualquier otra historia de la
autora.
El estilo, el de siempre. Buena pluma, narración fluida y
diálogos aceptables. Las escenas sexuales incoherentes de algunas de sus
novelas han desaparecido en esta, algo que juega a su favor.
Así pues, si todo es normal… ¿qué es lo que hace especial a
esta novela? Tal vez el hecho de que el misterioso primo Michael aparezca por
fin. Quizá que, en realidad, esta historia ha ido trazándose, carta a carta,
durante las siete entregas anteriores y ha culminado, por fin, en una novela
repleta de recuerdos, de nostalgia, de remordimientos por los errores cometidos
y de nuevas esperanzas. Tal vez que, en realidad, cualquiera puede identificarse
con los protagonistas y con sus malas decisiones, basadas en las apariencias y
sin concederle al otro la oportunidad de defenderse. Sea como fuere, para mí es
una historia de sobresaliente.
Mi nota: 9.
2 comentarios:
Gracias por la entrada, aunque no sea el tipo de sinopsis que me atrae. Ahora gracias a Lectura Adictiva, te sigo también por tu blog. Besos !
@Vanedis
¡Muchísimas gracias! Últimamente no actualizo mucho, pero, bueno, intentaré ir poniéndolo al día.
Biquiños!
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