La Torre Eiffel, Amelie y un montón de reyes que se llaman Luis. Esto es todo lo que Anna conoce de Francia. Por eso, cuando sus padres le anuncian que pasará un año en un internado de París, la idea no acaba de convencerla.
Pero, en la Ciudad del Amor, conoce al chico ideal: Étienne St. Clair. Es listo, encantador y muy guapo. El único problema es que también tiene novia. ¿Conseguirá Anna el ansiado beso de su príncipe azul?
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Un beso en París supone el debut literario de Stephanie Perkins. En esta novela nos encontramos con Anna, una chica norteamericana que, a parte de no saber nada de París, ha interiorizado un montón de clichés sobre la ciudad y sus habitantes y St. Clair, un chico encantador con un gran sentido del humor y el pelo más bonito que Anna haya visto jamás.
Cuando los padres de Anna abandonan su habitación en la School of América de París (la SOAP para los amigos), ella no se puede sentir más sola. Nunca ha estado lejos de casa, no sabe el idioma (ni la ciudad, el país o, incluso, el continente) y no conoce a nadie en aquel lugar. Convencida de que el curso va a ser un horror y deseosa de volver a casa cuanto antes, ahoga el llanto en la almohada para que sus compañeros de la residencia de estudiantes no la escuchen. Sin embargo, una llamada a la puerta y una oferta irrechazable cambian su suerte. Meredith, la chica de la habitación de al lado, la acoge bajo su ala y, con ella, su grupo de amigos. Josh, Rashmi y, por supuesto, el guapísimo St. Clair. Con ellos, Anna se siente incluso mejor que con sus amigos de América. Son divertidos, encantadores y la aceptan tal y como es. Sobre todo St. Clair, quien la chincha continuamente, pero sale en su defensa en cuanto alguien se mete con ella. Es él quien, al enterarse de que no ha salido ni una sola vez de la residencia por su miedo a no lograr comunicarse, la arrastra a la calle y recorre con ella la orilla del Sena, el barrio latino y la Catedral de Notre Dame. Es él quien la lleva al punto cero de la ciudad para que, sobre aquella estrella, pida un deseo. Ese deseo que ella no se atreve a pedir pues, pese a la atracción que siente por St. Clair, pese a su maravillosa relación y a que a él parece gustarle su compañía, Étienne tiene novia.
Lo cierto es que Un beso en París me ha sorprendido gratamente. La leí por recomendación de mi hermana a la que, por cierto, le fascinó, pero no tenía grandes expectativas, pues tenemos gustos algo diferentes.
En realidad, no se trata de una novela romántica como tal sino, más bien, de una novela juvenil donde el amor y la amistad priman sobre todo lo demás. Temas como la soledad, los prejuicios, las mentiras, los engaños e, incluso, algo que estaría muy cerca del acoso escolar, se entrelazan en torno a este grupo de amigos, rozándolos pero sin llegar a tocarlos. Porque si algo caracteriza a Anna y sus amigos es la nobleza. Todos ellos, con sus caracteres, sus diferencias y sus rarezas, incluso, con sus disputas y celos puntuales, son leales y mantienen una de esas amistades a las que todos aspiramos.
La atracción entre Anna y St. Clair se percibe desde el primer momento, aún cuando la historia está contada en primera persona por la protagonista, pero se desarrolla despacio y con algún malentendido. Esa es, quizá, mi única pega a toda la historia. Aunque lo que hay entre ellos parece evidente para todos, la inseguridad de ambos y las circunstancias parecen querer alejarlos continuamente. Aún así, es una pega muy pequeñita, pues la historia me pareció maravillosa y me mantuvo enganchada al libro, sin poder dejar de leer, hasta que pasé la última página. El hecho de que París, su historia, sus monumentos, sus calles y sus olores fuera mostrándose ante mí página a página sólo añadió magia a una trama ya de por si extraordinaria. En mi opinión, una novela prácticamente de sobresaliente.
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