“Faltan pocos días para Navidad, y Rafe Bowman acaba de
llegar de América para concertar su compromiso matrimonial con Natalie, la
hermosa y educada hija de lord y lady Blandford. No hay duda de que el
atractivo físico de Rafe causará un gran impacto en la dama en cuestión, pero
sus extravagantes modales americanos y su mala reputación no son puntos a su
favor.
Pese a que está habituado a jugar según sus propias reglas,
Rafe se da cuenta de que deberá aprender las de la sociedad londinense. Pero ahora
que las cuatro antiguas “chicas florero” han decidido ejercer de casamenteras,
el resultado puede ser imprevisible…
Una Navidad
inolvidable nos lleva al corazón del Londres victoriano, para vivir junto a
estos entrañables protagonistas una aventura que hará de esta una Navidad para
recordar.”
Cuando Escándalo en
primavera llegó a su fin, todos pensamos que la exitosa y aclamada serie Wallflowers de Lisa Kleypas se había
terminado. Nos equivocamos. Poco tiempo después, aparecía en las librerías americanas
A Wallflower Christmas, traducida al
español como Una Navidad inolvidable,
algo así como un regalo de Navidad que Lisa Kleypas nos hacía a sus
incondicionales. Se trataba de una novela bastante breve en la que las cuatro
floreros que se habían ganado el corazón de los lectores a lo largo de las
cuatro entregas de la saga decidían continuar con sus habilidades casamenteras
tomando bajo su protección y cuidado a Hannah Appleton, la inteligente y
anodina dama de compañía de Lady Natalie. Así, uniendo sus fuerzas, las cuatro
floreros desbancaron a lady Natalie del papel principal, convirtiéndola en algo
así como la protagonista que debía ser y no fue, y alzaron a Hannah al
estrellato de las protagonistas Kleypasianas. Porque, aunque lady Natalie fuera
la mujer perfecta, encantadora, educada, increíblemente hermosa y noble; Hannah
reunía las características necesarias para ser una florero honoraria. Al fin y
al cabo, una mujer cuya experiencia más escandalosa es que el hombre para el
que trabaja y con quien espera contraer matrimonio haya medido su cráneo para
descubrir su personalidad, no puede ser otra cosa que una de ellas.
Rafe Bowman ha llegado a Inglaterra dispuesto a acatar las
órdenes de su padre. No porque tenga un inclinación especial a obedecerlo, ni
porque sienta un especial cariño por su progenitor. En absoluto. Simplemente,
él es un hombre bastante práctico y si cumplir con los deseos de Bowman le
proporciona lo que desea, está dispuesto a acatarlos. Y eso que desea no es
otra cosa que poder sobre la compañía de jabones que ha hecho a su padre
inmensamente rico. No porque necesite el dinero ya que ha logrado, por su
cuenta, una gran fortuna en Wall Street; sino, simplemente, porque tiene
aspiraciones al respecto.
Así pues, decidido a cumplir el sueño de su progenitor de
casarse con una aristócrata, se planta en casa de su hermana decidido a
terminar con aquello cuanto antes. No obstante, dado que no sabe nada de la
sociedad londinense y que sus modales son, en opinión de la población inglesa,
los de un bárbaro, no le queda más remedio que seguir los consejos de Lilliam,
su impulsiva hermana, y sus amigas. Por eso, cuando ellas le proponen que,
antes de acercarse a su futura novia, conozca a su ama de compañía y trate de
causarle una buena impresión, no ve nada malo en ello. Ni siquiera cuando la
sosa y solterona señorita resulta ser una belleza cuyo ingenio y dulzura calan
en lo más hondo de él. Pero el carácter distante de Hannah, su costumbre de
decir exactamente lo que piensa y el hecho de que parezca estar subida a un
pedestal de moralidad, le hacen ser cada vez más consciente de la joven. Y, de
repente, lady Natalie, la que debería ser el centro de su universo, se queda en
un completo segundo plano y él sólo puede ser consciente de Hannah, de sus
comentarios, de sus gestos y del deseo que siente de demostrarle que no es tan
correcta como cree. Por supuesto que se casará con Natalie, pero en el trayecto
hasta el altar puede divertirse atormentando a su chaperona. Total, ¿qué daño
puede hacer su inocente coqueteo?
Hannah no tiene grandes aspiraciones en la vida. Sabe que si
no fuera por la bondad de Natalie, tendría que estar trabajando muy lejos de
los bailes y eventos sociales londinenses, aunque tampoco es que le importe
demasiado. Lo que ella ha querido siempre es formar una familia y vivir feliz
en la tranquilidad de su hogar. Por eso sabe que, algún día, se casará con su
jefe, el señor Clark, y serán muy felices. Ambos se llevan bien, se entienden
y, bueno, él midió una vez su cabeza para determinar su personalidad y eso
tiene que significar algo, ¿no? Tendrá la vida que ha soñado siempre, sin duda.
O, al menos, eso piensa hasta que Rafe Bowman aparece en escena.
Cuando el americano irrumpe, sin ser invitado, en la
tranquila existencia de Hannah, todas las creencias de ésta se tambalean. De repente,
el futuro al lado del señor Clark no parece tan brillante y la tranquila
existencia que ha llevado hasta el momento no parece suficiente. Rafe la hace
desear cosas, despierta sus sentidos y consigue que su aletargado corazón se
acelere sólo con pensar en él. Pero lo suyo es imposible y ella sabe que debe
conformarse con seguir siendo, como ha sido siempre, un personaje secundario de
la historia.
Lo cierto es que me ha gustado mucho esta novela. Si bien,
las distancias con lo mejor de Kleypas son enormes (Rafe no tiene, ni de lejos,
el carisma de Derek Craven o Sebastian St. Vincent), la autora consigue
hacernos llegar una historia tierna, repleta de dulzura, con unos protagonistas
que “enganchan” y unos secundarios que ya se habían granjeado de antemano el
cariño de los lectores. Escrita con el inconfundible estilo de Lisa Kleypas, es
una historia sencilla y tan fácil de leer que, casi sin darte cuenta, llegas a
la página final del libro y contemplas, sorprendida, que la Navidad wallflower
ha acabado y que tu reloj debe de estar estropeado porque se te han pasado las
horas y no te has dado ni cuenta. Además, el hecho de que, a lo largo de la
novela, cada una de las parejas “florero” tenga su propio episodio, enriquece
todavía más la trama y logra que los personajes sean cada vez más reales. Porque
nos deja claro que hay algo después de El
diablo en invierno o de Sucedió en
otoño. Porque comprobamos que Sebastian sigue siendo un personaje tan “intenso”
que en sólo ocho páginas consigue, en mi opinión, hacerse casi con el dominio
de la novela; y que Marcus sigue perdiendo el control, y los nervios, con su
alocada esposa. El hecho de que los secundarios tengan tanto peso puede ir,
cierto, en detrimento de los protagonistas. Y es que ni Hannah ni Rafe se
convertirán en personajes Kleypas inolvidables, pero sí que conseguirán un
huequito privilegiado en las estanterías de las lectoras.
Así pues, Una Navidad
inolvidable es, sin duda, una novela que merece la pena leer, tanto por la
historia principal como para recordar por qué algunos personajes Kleypas calan
tan hondo.
Si tuviera que darle una nota, le pondría un 8,5.
4 comentarios:
Algo me dice que no eres del todo imparcial con L. Kleypas... jajaja
Este ya te dije que lo tengo sin leer, y creo que me falta alguno de la serie por leer y hasta por comprar. Que desastre...
Me lo leeré en navidades ;.)
Besitos!
¡Cómo me conoces! :-) Me encanta esta mujer, pero también es verdad que reconozco cuando me decepciona... Como con los rusos:-(
De todos modos, no es el caso. A parte de que la historia es muy bonita, sólo por el capítulo de St. Vincent ya habría valido la pena xD
No sé a que esperas,¿eh? Los libros de Kleypas son como los Pokemon, "hazte con todos" ;-D
Biquiños!
@Fani
Bonita comparación con los pokemon jajaja. A mí uno de los rusos me gustó eh? soy rarita, lo sé jaja.
Besitos!
http://thelifeisviolet.blogspot.com.es/
jajajja, los de Orense controláis mucho de Pokemon, ¿a que sí? Sigo preguntándome quién será el iluminado que les pone los nombres a los casos XD
Pues a mí los rusos no me entusiasmaron. Me parecieron libros muy fríos, le falta la ternura que tienen el resto de novelas de Kleypas... Y, además, el príncipe ese siempre me ha parecido un poco gilipollas. Pero, bueno, yo también soy rara... Al fin y al cabo, estoy perdidamente enamorada de Sebastian St. Vincent xDDDD
Biquiñossss
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