martes, 14 de agosto de 2012

American’s lady 2. Una chica a la moda (S.E.P).


Cuando Dallas Beaudine encuentra a Francesca Day, ella está arruinada, furiosa y cojeando por una carretera remota con un vestido de época de dama sureña. La situación no hace sino empeorar para esta improbable pareja de amantes. Él es un tejano realmente atractivo, de carácter relajado. Ella, una belleza inglesa malcriada que ha tocado fondo. ¿Quién podría haber predicho que se convertirían en dos de los personajes más famosos de la novela romántica contemporánea? Una chica a la moda es una historia sobre el triunfo ante los obstáculos, el valor y la victoria del amor. “ (Sinopsis extraída de Autoras en la sombra)

Recuerdo que Susan Elizabeth Phillips y yo no empezamos nuestra relación con buen pie. Aquel Ella es tan dulce del cual había leído tantas críticas estupendas supuso, para mí, una grandísima decepción. Personajes excéntricos, situaciones, en teoría, cómicas que me dejaron completamente indiferente y una pluma ágil que, sin embargo, no logró conquistarme. Recuerdo, también, que todo eso cambió en un instante. Con un solo capítulo de una novela que permanece, desde que vio la luz, en mi altar particular de novelas románticas. Besar a un ángel se convirtió, en esa tarde que tardé en leerla, en una de mis novelas favoritas. Supuso, asimismo, la remisión de su autora ante mis ojos. SEP tuvo su segunda oportunidad, algo que no suelo dar muy a menudo, y lanzó por los aires de una sola estocada todas aquellas ideas que me había hecho sobre su estilo. De repente, ya no era una escritora que creaba personajes femeninos superficiales y vacíos, que daba a luz a hombres de ego desmesurado y carácter condescendiente. Aquella historia, para mí vacía, de Suggar Beth y compañía, dio paso a novelas de argumento intenso, repletas de ironía y sarcasmo y con unos personajes que se hacían más reales a cada página que pasaba. Tras Besar a un ángel vino Heaven, Texas; Este corazón mío; Sólo mío; Nacida para seducir o Tenías que ser tú. Novelas de sobresaliente, con personajes de matrícula de honor.

Y, ahora, tanto tiempo después, cuando SEP y yo ya llevamos un tiempo entendiéndonos, llega esto. Fancy pants en inglés. Una chica a la moda en castellano (fieles a nuestra costumbre de traducir los títulos como nos sale de los mismísimos). Una novela que va más allá de los futbolistas guaperas de increíble cociente intelectual de los Chicago Stars y de sus alocadas, bipolares, sorprendentes e increíblemente inteligentes compañeras de reparto. En Fancy Pants (prefiero el título en inglés, ya que al traducir el título se han cargado el juego de palabras) nos encontramos con dos personajes completamente diferentes y, a la vez, exactamente iguales. Dos protagonistas humanos, repletos de miedos y defectos, y totalmente perdidos en el mundo.

Francesca Day pasó su infancia entre algodones. Con una madre que la convirtió en el centro de su mundo y le consentía todos sus caprichos y una belleza que le abrió todas las puertas que encontró a su paso, ha vivido siempre creyendo que el mundo es su patio de juegos y sus habitantes son sus juguetes. Acostumbrada a seducir a cualquier hombre que se cruzara en su camino con el simple aleteo de sus largas pestañas, jamás se planteó qué era eso que le faltaba y le impedía ser realmente feliz. Nunca pensó que tras la criatura frívola que su madre había creado se escondía una romántica que ansiaba que alguien viese más allá de esa máscara que ni siquiera ella sabía que tenía. Hasta aquel día.

Mientras caminaba, vestida con un horroroso vestido de época y con el tintineo de sus últimos dólares en el bolsillo, Francesca Day comenzó a plantearse que tal vez las cosas no fueran como ella había pensado. Cuando aquel despreocupado e inconstante jugador de golf accedió a llevarla en su coche ese pensamiento ganó en intensidad. Y cuando tuvo que huir, embarazada y perdidamente enamorada de él, la certeza se asentó en su mente. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la vida no era como se la habían mostrado. De que vivir era, en realidad, caminar sola, sorteando cada obstáculo que aparecía en su camino y tratando de superarse a sí misma cada día. Se dio cuenta, de repente, de que lo importante no era vestir de Gucci o tener una maleta Louis Vuitton, no era despertar los suspiros de los tipos más deseados del panorama social ni las envidias de las mujeres más bellas. Lo importante no era el dinero que una pudiera poseer.

Dallas Beaudine no es un hombre ambicioso. Tampoco es demasiado constante, que se diga. Ni excesivamente responsable. No es un tipo concienciado con el medio ambiente ni preocupado por las desgracias del mundo. Dallas es, simplemente, un individuo que trata de vivir la vida del mejor modo que sabe.

Jugador de golf desde hace años, es una promesa de este deporte. Y tampoco es que aspire a más, la verdad. ¿Para qué? No necesita grandes riquezas ni propiedades. Con que su coche funcione, su mesa esté llena y tenga dinero para pagar un motel donde dormir, no necesita nada más. Por eso siempre gana campeonatos pequeños. Por eso, evidentemente, en los torneos “grandes” se limita a comenzar de forma espectacular y se va deshinchando poco a poco hasta no ganar nada. No es que haya ninguna razón oculta ni ningún miedo no superado. Para nada. Él, simplemente, es así… ¿o no?

Cuando recoge a aquella excéntrica mujer, Dallie no sabe dónde se está metiendo. Ella es, sin duda, una chica atractiva pero, ni de lejos, su tipo. Presumida, malcriada y condenadamente inocente, es evidente que sólo le traerá problemas. Por eso, lo mejor, será deshacerse de ella cuanto antes… Aunque el destino parezca tener otros planes.

Así pues, Dallas y Francesca son dos personas totalmente diferentes a las que el destino les ha jugado una mala pasada. Sin, aparentemente, nada en común, ambos tendrán que evolucionar, no sólo en su relación sino en su propia psicología, para alcanzar ese “algo” que los dos han perseguido siempre inconscientemente. Y ese es uno de los puntos fuertes de esta novela.

Al igual que sucede en todas las historias de SEP, los personajes principales son seres “incompletos” e inmaduros al inicio de la historia. Repletos de carencias, de miedos y de defectos, ambos deben superarlos, página a página, para poder encontrar su final feliz. Y son, precisamente, esas carencias las que los hacen tan humanos y permiten que el lector se pueda identificar con ellos. La perfección no existe en el mundo real y, por tanto, tampoco en la ficción de esta autora. Todos tenemos miedos que nos impiden seguir adelante, carencias que nos bloquean el paso, y eso se refleja en Dallas y en Francesca. Pero no sólo en ellos. Los secundarios, fieles al estilo SEP, tienen su propio protagonismo, su propia historia y, por tanto, sus propias dificultades. Sus vivencias personales se entremezclan con las de los protagonistas para dar como resultado una trama argumental que engancha. Desde el principio hasta el final, el lector está pendiente de todo lo que sucede, sin perder el tirón en ningún momento.

No obstante, todas estas características las podemos encontrar en cualquiera de las novelas de SEP. ¿Qué es, entonces, lo que hace que Fancy Pants sea diferente? No lo sé. Tal vez el hecho de que la historia transcurra durante varios años, de que los personajes crezcan, no sólo a nivel psicológico, sino también físico. Francesca y Dallas van madurando con los años, no sólo con las experiencias vividas. Contrariamente a lo que suele suceder en las novelas románticas, en las cuales el enamoramiento de los protagonistas tiene lugar en unos pocos meses, semanas o, incluso, días, en Fancy Pants tardan años en solucionar las cosas. Quizá se deba a que la historia no se centra solo en la relación entre los protagonistas, sino que va más allá, profundizando en sus vidas por separado, en sus experiencias personales y en su evolución individual. Y no es que sea la mejor novela de SEP que he leído ni mucho menos, pero todo esto llama la atención y establece una clara diferencia entre esta serie y la de los Chicago Stars.

De darle una nota, le doy un 8,5.

4 comentarios:

LadyMarian dijo...

Yo tuve problemas para disfrutar este libro. Al final para mí SEP arruinó todo. La actitud de él es imperdonable. No puedo contarlo porque es un spoiler gigante, pero sentía que desde el punto de vista romántico no era un final feliz que terminara con ese tipo. Mi parte maternal impide que lo veo como happy end. (con esta frase entenderás a qué parte del final me refiero).

Igualmente yo le puse un 7 porque no es malo. Al contrario, tiene un buen argumento, es entretenido, pasás un buen rato pero él me arruinó el final. Lo hubiera asesinado!

Besos

Fani dijo...

Hola LadyMarian!

La verdad es que a mí hubo ciertas actitudes por parte de él que tampoco me entusiasmaron, pero, bueno, el argumento está bien... De todos modos, coincido contigo en que el final no es tan feliz como debiera :-(
Biquiños!

LadyMarian dijo...

A lo que me refiero es que él se comportó como un hdp y ninguna madre perdona algo así! Si la protagonista fuera una amiga estaría espantada del tipo que se eligió.
Ése es el problema que tuve, básicamente. Yo le haría rehacer esa parte. jajaja
Besos

Fani dijo...

Hombre, yo no soy madre así que no sé, pero sí que es cierto que él se pasa muy mucho con ese tema, sobre todo en determinadas escenas del final... Pero, bueno, no es la primera vez que no estoy de acuerdo con la forma en la que SEP hace las cosas...
Biquiños!