Y en el delirio provocado por la fiebre, entre las convulsiones y los ataques de tos, iba murmurando nombres, todos femeninos, todos de mujeres que, probablemente, nada habían significado para él. Una tras otra fueron pasando por aquella habitación, aunque sólo fuera a través de su memoria pues ninguna de ellas se había molestado en ir hasta allí. Todas pasaron. Todas menos ella. Y en ese instante se dio cuenta de que ni siquiera había logrado un hueco entre sus recuerdos, de que, en realidad, no era más que una cifra en su lista mental de rostros anónimos, si acaso recordaba sus rasgos, de mujeres a las que había seducido y había olvidado. Sólo era otra de aquellas ilusas que habían soñado con que con ellas la historia sería diferente. Se habían equivocado. Ninguna de ellas había tenido en cuenta que el corazón de aquel hombre se había ido con una mujer de la que ya no quedaba nada.
Arrellanándose en la butaca, cerró los ojos. Sólo le quedaba esperar a que exhalara su último suspiro y rezar por que, con él, se llevara la angustia y la tristeza que la atenazaban desde el mismo momento en que lo había conocido.
4 comentarios:
ME ENCANTÓ!!! Lo leí tres veces y cada vez le encontraba un matiz nuevo. Felicitaciones!
Besotes
Hola LadyMarian!
Muchas gracias ^_^ Me alegro de que te gustara.
Biquiños
Es sugerente, y un poco triste.
Está muy bien Fani.
Besos
Hola Luzerna!
Muchas gracias.
Biquiños
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