jueves, 14 de junio de 2012

Serie hielo 2. Frío como el hielo (Anne Stuart)



“Se suponía que aquel trabajo sería pan comido, sólo debía entregar unos documentos al millonario filántropo Harry Van Dorn, conseguir que los firmara y largarse del yate. Pero la abogada Genevieve Spenser no tardó en darse cuenta de que el hombre al que todo el mundo creía un buen samaritano tenía un lado oscuro. Van Dorn pretendía convertir a Genevieve en su amante, al menos por una noche, para después deshacerse de ella como hacía con el resto de sus víctimas. Así que tendría que mantenerse despierta y alerta si quería sobrevivir a aquella noche.

Pero en aquel barco había alguien más que sabía hasta dónde podía llegar la maldad de Van Dorn. Peter Jensen era algo más que el ayudante personal que fingía ser… en realidad era un agente secreto con la misión de poner freno a Van Dorn. Sin embargo, la presencia de Genevieve suponía un obstáculo a sus planes. Debía decidir si poner en peligro la misión para protegerla, o dejar que se convirtiera en un daño colateral.” (Sinopsis extraída de Autoras en la Sombra)

Frío como el hielo supone la segunda entrega de la serie “Hielo” de la conocida autora de novela romántica Anne Stuart. En ella se nos cuenta la historia de Genevieve, una abogada a la que la vida ha arrastrado por unos derroteros que ella no deseaba, y Peter, un hombre que, en algún momento de su infancia, perdió la poca humanidad que las circunstancias de su nacimiento podían haberle dejado.

Genevieve no es la mujer que parece ser. Enfundada en su traje de Armani y luciendo sus caros zapatos de Manolo Blahnik, cualquiera diría que se trata de una abogada superficial y arrogante, obsesionada con la ropa de marca y el dinero. Pocos adivinarían, sin embargo, que su obsesión ha sido siempre salvar el mundo y que cambiaría todo lo que tiene por un poco de paz interior. Pero los sueños no suelen cumplirse y, en lugar de tranquilidad, con lo que Genevieve se encuentra cuando está a punto de comenzar sus vacaciones es con un tipo extremadamente atractivo que le dice, sin ambages, que debe asesinarla. Y no porque el tipo sea un delincuente, para nada. Al parecer, aquel hombre es de los “buenos” y ella no es más que un daño colateral de su misión. Evidentemente, y dado su carácter combativo, Genevieve no se va a resignar sin más a su destino… Y si Peter Madsen quiere matarla, antes deberá reducirla.

Peter Madsen no es un hombre corriente. La poca humanidad que podía poseer quedó tirada en el pasillo de un colegio, muchos años antes. El poco corazón con el que pudo nacer, se lo llevó una mujer que no lo merecía. Así que, en el momento en el que Genevieve lo encuentra, no es más que un ser inhumano, sin corazón y por cuyas venas no corre más que hielo. Así pues, si ella espera compasión por su parte está muy equivocada. Peter ha aprendido a hacer su trabajo sin preocuparse por unos remordimientos que debería tener, pero no tiene. Y aunque nunca ha matado a nadie por el simple hecho de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado, sabe que con aquella mujer debe hacer una excepción. El Comité ha ordenado su ejecución y él obedecerá las órdenes. Como siempre. Aunque esta vez le cueste más de lo que esperaba.

Lo cierto es que empecé a leer esta novela con miedo. Había leído varias críticas y las expectativas no eran buenas. Peter se describía como un personaje extremadamente frío, más incluso que los demás protagonistas de Anne Stuart (que cualquiera que haya leído algo de la autora sabe que no son demasiado cálidos) y la novela no apuntaba maneras para convertirse en el colmo del romanticismo. No obstante, y dado que me he leído el resto de las entregas de la serie, decidí darle una oportunidad. Y me ha gustado.

Frío como el hielo es una novela completamente Stuart. Los personajes masculinos son misteriosos, distantes, fríos. Los femeninos, por su parte, son fuertes y decididos, nada de jovencitas amilanadas a la espera de que el caballero andante las rescate.

El entorno, como siempre, es oscuro, con el peligro acechando constantemente y los malos apareciendo cuando menos te lo esperas.

Los diálogos, como siempre, son contundentes. Como suele ser habitual en la autora, no nos encontramos con declaraciones de amor de esas que hacen historia ni con monólogos de los protagonistas hablando de su pasado. A los personajes los conocemos por los hechos, por los retazos de vida que van dejando caer aquí y allá, por esos pensamientos que, de vez en cuando, aparecen en escena.

Así pues, esta novela reúne todas esas características propias de su autora llevadas al punto máximo.

Peter es un personaje más frío que los que he conocido hasta ahora, cierto, pero tampoco tanto como había imaginado. A través de sus actos y pensamientos, el lector se da cuenta de que no es lo que aparenta ser. Evidentemente, a la protagonista, que no puede entrar en su mente, le cuesta un poco más percatarse.

La historia, por su parte, me ha parecido muy similar a las que he leído hasta ahora en esta serie, por lo que tampoco puedo criticar nada al respecto. Lo único que sí que me ha decepcionado, es que creo que deja demasiados frentes abiertos. Por ejemplo, se muestran retazos del pasado de Genevieve, pero no se explica el por qué de esos sucesos, ni al protagonista ni a los lectores. Y tampoco sabemos demasiado de algunas de las cosas que han convertido a Peter en quien es. No obstante, para mí ese es el único fallo de la novela.

Finalmente, antes de cerrar la crítica, tengo que hacer referencia al final de la novela… ¡Chapó! 
La forma en que Stuart termina sus novelas me ha parecido siempre genial. Con el tipo de obras que escribe, un final almibarado no le pegaría ni con cola y Anne Stuart lo sabe. Por eso jamás termina con frases edulcoradas ni declaraciones inolvidables. Un intercambio de palabras entre los protagonistas, un par de frases sencillas… Y un final perfecto.

Le doy un 8,5.

1 comentario:

Sex Shop dijo...

Muy buenooooo!!!!!!!!!!!!