lunes, 2 de julio de 2012

Cincuenta sombras más oscuras (E. L. James)

Cincuenta sombras más oscuras




“Intimidada por las singulares preferencias sexuales y oscuros secretos del atractivo y exitoso empresario Christian Grey, Anastasia Steele ha terminado con la relación de ambos para empezar una nueva carrera en una editorial en Seattle.

Pero el deseo que siente por Christian aún sigue vivo y no puede dejar de pensar en él, así que cuando él la pide que vuelva con él y acepta algunos cambios en su relación, Anastasia se ve incapaz de resistirse. Ambos retoman su sensual y ardiente romance y Anastasia va conociendo más a fondo las terribles circunstancias que rodearon el pasado de su atormentado y exigente amante.

Ahora, mientras Christian lucha contra sus propios demonios interiores, Anastasia tendrá que enfrentarse a la ira y celos de todas las mujeres que estuvieron con Christian antes que ella.... y tomar la decisión más importante de su vida.” (Sinopsis extraída de Autoras en la Sombra)

Cincuenta sombras más oscuras supone la segunda entrega de la polémica serie “Cincuenta sombras” de E. L. James. En ella nos encontramos de nuevo con el atractivo y controvertido empresario Christian Grey y la ya no tan inocente Anastasia Steele.

Christian Grey, como las lectoras descubrimos en la novela anterior, es un hombre misterioso, con unos peculiares gustos sexuales y una obsesión con el control. Tras una desastrosa infancia y con más traumas de los que cualquier persona podría soportar sin perder el juicio, Christian ha basado su existencia en el ejercicio de la autoridad que su situación económica le proporciona. Por eso, cuando Anastasia, Ana para los amigos, llega a su vida y se niega a respetar ese mando, su mundo colapsa. Por primera vez, se encuentra ante alguien cuya naturaleza no le permite someterse, alguien capaz de igualar su propia terquedad. Eso lo desconcierta, le divierte y le exaspera a partes iguales. Pero las diferencias entre ambos parecen insalvables y cuando Ana lo abandona, Christian se ve obligado a replantearse su existencia. Su pasado y su futuro colisionan, sus deseos físicos y sentimentales se enfrentan y, de repente, todo aquello que antes lo satisfacía resulta ahora insuficiente.

Cuando Christian aparece, la ordenada vida de Ana se va al garete. De la noche a la mañana, pasa de ser una joven inocente y protegida a convertirse en la amante de un depravado. Un depravado muy dulce, cierto, pero un depravado al fin y al cabo. Todas sus convicciones, sus deseos y sueños se tambalean y su concepto del mundo cambia. No obstante, los cambios que Christian parecen ser demasiado para ella y Ana se da cuenta de que, en realidad, nunca podrían ser felices juntos… ¿o sí?

En la crítica de Cincuenta sombras de Grey ya dije que, por algún extraño motivo, la novela me había enganchado. Con esta segunda entrega me ha sucedido otro tanto de lo mismo y la explicación sigue escapando a mi entendimiento.  

Sin duda, no puede deberse a la excelente prosa de la autora que, sintiéndolo mucho, me ha parecido bastante mediocre e infantil. Las repeticiones, no sólo de palabras, sino de estructuras completas, me ha resultado cansina tanto en la primera novela como en esta. La diosa interior, aunque al principio tenía su gracia, ha acabado por exasperarme y el carácter posesivo de Christian, tan atrayente en algunos momentos, ha terminado por parecerme una clara muestra de que los trastornos psicológicos de este hombre son más graves de lo que parecían.

Tampoco han sido los personajes, desde luego. Ana sigue siendo, en mi opinión, el mismo personaje plano de la primera novela. La única evolución que he podido ver en esta mujer, después de todas las experiencias vividas, ha sido a nivel sexual. De una joven inexperta e inocente, ha pasado a convertirse en una provocadora insaciable y miedo me da descubrir en cómo será en la tercera parte de la saga. Christian, no obstante, sí evoluciona y eso ha sido, sin duda, uno de los puntos fuertes de esta entrega. Aun cuando su carácter dominante, obsesivo y celoso sigue sacándome de quicio, se ven a lo largo de este libro los cambios que se han producido en él, su afán por mejorar y convertirse en el tipo de hombre que puede hacer feliz a Ana. Los secundarios, por su parte, ganan una cierta importancia en esta entrega y se generan bastantes expectativas en torno a las relaciones que van surgiendo.

La historia en sí misma, tampoco puede ser la causa de mi adicción a la serie. Repleta de tópicos, evocando a la saga Crepúsculo en cada página, trillada en ocasiones y basada, fundamentalmente, en encuentros sexuales que, si bien pueden pretender ser controvertidos, acaban siendo repetitivos y un tanto aburridos, no se puede considerar que sea, ni de lejos, el colmo de la originalidad.

Así pues, no siendo la causa ninguno de los elementos que considero fundamentales en una novela, la única explicación que encuentro para este afán mío por leerme todas las novelas de esta serie es que E. L. James me ha drogado. Eso o que tanta publicidad y artículos controvertidos me han obsesionado y obligado a comprobar si la historia es tal y como cuentan. De momento, no lo es. Veremos qué pasa en la siguiente.

De darle una nota le doy un 6. 

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