"A sus diez años de edad, la tímida Miranda Cheever no muestra indicios de llegar a ser una bella mujer. Escribe un diario íntimo donde va volcando todas sus ideas y sentimientos. Allí dejará apuntado un secreto muy especial: el 2 de marzo de 1810 se enamora de Nigel Bevelstoke, vizconde Turner, quien derrite su corazoncito con la promesa de que en el futuro será una dama culta y hermosa. Pasa el tiempo y Miranda se convierte en lo que Nigel predijo; es una joven decidida a seducir al hombre que encendió su amor, pero no sabe que su amado se ha transformado en un ser hosco y solitario. La complicada experiencia de su matrimonio lo ha marcado a fuego. Sin embargo, los frecuentes encuentros con Miranda le llevan a cuestionar su decisión: quizá aún exista algún tipo de felicidad para él. Pero convertir una aparente tontería de la niñez en un verdadero romance no es un camino sencillo.
¿Lograrán hacerlo?"
Los diarios de Miranda constituye la primera entrega de la serie Bevelstoke de la exitosa y divertida autora de novela romántica, Julia Quinn.
Miranda no fue una niña especialmente agraciada. Su cabello es de un castaño común, sus ojos son de un marrón completamente normal y sus piernas... bueno, según su madre, sus piernas comienzan en sus hombros. Pero tampoco era una niña fea. No, para nada, simplemente era... pues eso, normal. El problema es que cuando se tiene una mejor amiga de una belleza incomparable la diferencia se nota. Y cuando el objetivo final de una cría es, en unos años, casarse con un buen partido pues esa falta de belleza supone un problema. Y ya si Fiona Bennet la llama fea a la cara, la autoestima de la pequeña se tambalea considerablemente. Y es que por muy inteligente que sea una no puede ignorar comentarios como ese. No obstante, a pesar de todo, el día en que Fiona Bennet criticó su aspecto fue el día más importante de la vida de Miranda porque, tras el insulto de la cría, Miranda se enamoró. Lamentablemente, de quien se enamoró fue del hermano mayor de su amiga Olivia, el vizconde Turner, un hombre demasiado apuesto para fijarse jamás en nadie como ella. Aún así, ese día Miranda escribió en su diario "Hoy me he enamorado", aún cuando fuera consciente de que era un amor sin esperanzas.
El vizconde Turner no siempre ha sido el hombre cínico y malhumorado que es ahora. No, antes de casarse podía decirse que era incluso agradable. De hecho era muy agradable. También era divertido, amable y romántico. Pero entonces apareció Leticia y con sus mentiras y engaños lo convirtió en el ser despreciable que es ahora. Un ser tan despreciable que, dejándose llevar por los efectos del alcohol, no duda en besar a la mejor amiga de su hermana. ¡A Miranda Cheever, de entre todas las mujeres! Una dama inocente, una mujer demasiado joven para él, una chica a la que ha visto crecer y a la que casi puede considerar un miembro de su familia. Y aún así la ha besado... Y lo que es peor, le ha gustado. Y es que Miranda, con su inteligencia, sus ojos de búho, su costumbre de observarlo todo, su raro sentido del humor y sus amenas conversaciones, le hace sentir algo que creía haber perdido. Lástima que no tenga ninguna intención de volver a casarse porque Miranda sería la esposa perfecta.
Los diarios secretos de Miranda es una novela divertida, con diálogos chispeantes y escenas de esas "made in Julia Quinn" que te hacen reír aunque no quieras. Los personajes son encantadores, y ya no sólo los protagonistas a los que aprecias desde el primer momento, sino también los secundarios (salvo Fiona Bennet, por supuesto). Olivia, con sus disparatados comentarios y sus dotes de casamentera, Winston, un chico encantador que espero que tenga su propia novela, etc. No obstante, hay un pero en esta obra... Hay momentos en los que las actitudes / diálogos de los protagonistas resultan un tanto infantiles y desconciertan un poco. Aún así, es una novela recomendable con la que siempre se escapa una sonrisa. Le doy un 8.
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