lunes, 29 de octubre de 2012

Hielo y fuego (Anne Stuart)





“La bella e inteligente Jilly Lovitz había ido a Tokio con la intención de pasar página a una aventura amorosa desastrosa. Esperaba llorar en el hombro de su hermana y pasar un par de meses en Japón para serenarse. Sin embargo, allí fue secuestrada, aunque consiguió salvarse por los pelos de una intriga macabra para acabar con su hermana y su cuñado.
Su salvador, Reno, era el agente más impredecible del Comité. Sólo se habían visto una vez, pero se habían sentido irresistiblemente atraídos, algo totalmente inusitado, ya que él era un yakuza tatuado y ella una empollona californiana de piernas largas.
La pareja iba a encontrarse metida de lleno en un embrollo de intentos de asesinato, secuestros e intercambios de prisioneros que podrían congelar su ardiente relación.”

Hielo y fuego supone la quinta entrega de la exitosa serie “Hielo” de Anne Stuart. En ella nos encontramos con Jilly, a quien ya habíamos visto en ocasiones anteriores, y Reno, uno de los miembros del “comité” que más se ha esforzado en demostrar a lo largo de toda la saga que es un capullo de campeonato.

Jilly es una veinteañera cuya vida ha estado siempre marcada por su desmesurada inteligencia. A sus veinte años puede presumir de haber terminado ya sus estudios universitarios y de ser muy buena en lo que hace. No obstante, esa inteligencia también ha jugado en su contra. Siendo siempre la más joven de sus compañeros, su vida sentimental es un completo desastre. Sobre todo desde aquella tarde en el jardín de Peter Madsen en la que sus ojos se posaron en alguien a quien hubiera sido mejor que no conociese jamás. Sobre todo desde que cometió el peor error de su vida: fijarse en Reno. Desde la primera vez que vio a aquel oriental tatuado, de sonrisa burlona y llamativo cabello, no ha podido dejar de pensar en él. Por eso le pregunta tan a menudo a su hermana, casada con el primo de Reno, por él. Por eso decide acudir a Tokio con la excusa de visitarla. Por eso, por esa necesidad de tenerlo cerca, acaba envuelta en un embrollo del que puede que no salga con vida.

Reno no es un tipo común. De llamativo físico y peligroso trabajo, su abuelo es un cabecilla yakuza de gran poder e influencia en su país. Así pues, el riesgo no es ninguna novedad para él y proteger a Jilly de unos sicarios rusos no debería ser una tarea tan difícil. A no ser por esa atracción que siente por ella desde la primera vez que la vio. A no ser porque sabe que, si intenta algo, ella le dejará seguir adelante. Porque Jilly está fascinada por él y él lo sabe. Pero también sabe que si la toca es hombre muerto ya que la esposa de su primo, y su primo de paso, acabarán con él lentamente. Además, Reno es un tipo acostumbrado a usar a las mujeres y desecharlas después. No le interesan las relaciones a largo plazo ni las chicas con demasiadas complicaciones. Y Jilly es, sin duda, una mujer repleta de complicaciones. Así pues, está decidido a sacarla de ese embrollo en el que se ha metido, subirla al primer avión para su país que encuentre y olvidarse de ella. El hecho de que no haya sido capaz de hacerlo en los últimos dos años no quiere decir que no pueda dejar de pensar en esa americana demasiado inteligente para su propio bien. Desgraciadamente, las cosas no siempre salen como uno quiere… Ni siquiera cuando ese uno es Reno.

Hielo y fuego es una novela propiamente Stuart. Repleta de acción, intensidad, tensión, pasión y romance, reúne los ingredientes necesarios para convertirse en una de esas novelas cuyas páginas se pasan solas.

Desde el primer momento, el lector se siente fascinado por esa emocionante historia y por sus protagonistas. Reno, misterioso y frío como todos los hombres Stuart, engancha, fascina y enamora. Jilly, más humana, con todos sus miedos, inseguridades y con ese fuerte carácter que la caracteriza, despierta la simpatía del lector que desea que le dé una lección a su compañero de reparto. Al mismo tiempo, los secundarios completan esa trama tan bien trazada, tan bien hilada, formando parte de un universo que casi se puede sentir como real. Porque, aun cuando se trate de una obra de ficción, Stuart consigue meternos de tal modo dentro de la acción que sentimos que, en cualquier momento, un peligroso miembro de la yakuza puede aparecer ante nosotros, dispuesto a acabar con cualquiera que se interponga en su camino.

Para mí, sin duda, una novela de sobresaliente.

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