sábado, 14 de enero de 2012

Antes y después de odiarte (Ángeles Ibirika)

                                                  




“Un hombre camina bajo la lluvia de un Bilbao que se prepara para un nuevo invierno, con el corazón lleno de dolor y resentimiento. Mikel tiene una sola razón para vivir: la venganza. Una venganza que planeó durante los años pasados en prisión tras ser traicionado por la mujer a la que amaba más que a su propia vida.


Ella había acabado con su mundo.

Ahora él acabará con el suyo.

Para conseguirlo está dispuesto a poner en riesgo su recientemente conseguida libertad, la nueva vida que está forjando con esfuerzo y hasta el poco corazón que ella le dejó y al que sólo siente latir cuando la tiene cerca.
Lo que no sospecha es que la razón por la que le bulle la sangre cada vez que la ve no es sólo el odio que asegura sentir hacia ella, sino otro poderoso sentimiento al que ni el rencor más profundo conseguirá extinguir jamás.”

Leí Antes y después de odiarte poco después de que apareciera en las librerías. Era una época ajetreada de mi vida pero, aún así, le robaba algunos minutos a los estudios y al trabajo para poder leer unas cuantas páginas más, para poder ir conociendo un poco más a Mikel y su desafortunada historia de amor. 


Recuerdo que terminé de leerlo poco antes de irme a trabajar y que durante el trayecto fui pensando en El diablo en invierno de Lisa Kleypas. Y no porque las novelas se parezcan en nada ni porque el estilo de las autoras tengan nada que ver. Cualquiera que haya leído ambas historias se dará cuenta de que lo único en lo que se parecen es en que pertenecen al género romántico. Pero me acordé de esa novela, mi novela favorita, por una razón muy simple: porque, aun cuando me encantó esa obra desde la primera vez que la leí, siempre eché algo en falta: el pensamiento de Sebastian. 


A lo largo de sus páginas conocemos lo que siente sólo por sus palabras o acciones. No sabemos cómo piensa, sus razonamientos o sus miedos. No de primera mano. 


No obstante, esta no es una característica exclusiva de ese libro. Lo cierto es que, en esto de la novela romántica, la voz femenina suele solapar la masculina, convertirse siempre en protagonista. Evidentemente, dado que el público mayoritario de este género son mujeres, es algo comprensible. Comprensible pero, a veces, insuficiente.


A menudo me pregunto qué es lo que ha llevado al protagonista masculino a actuar de tal o cual modo, si realmente quiere a la protagonista o hasta donde sería capaz de llegar por ella. En la mayoría de los casos, debo conformarme con lo que él cuenta a otros personajes, con su modo de tratarla o de actuar.


En Antes y después de odiarte esto no sucede. Página a página conocemos a Mikel, sus pensamientos, sus fantasmas y sus temores. Es con Mikel con quien más tratamos a lo largo del libro. Eso no quiere decir que no conozcamos a Ane ni mucho menos, sino, simplemente, que la mayor parte de la historia está focalizada a través del protagonista masculino. Eso es, al menos para mí, novedoso. Novedoso y, en mi humilde opinión, acertado. Y es que este cambio, esta identificación del lector con el protagonista masculino, me ha encantado.


En lo que a los personajes se refiere, lo cierto es que están muy bien delineados, con una psicología trabajada y sin entrar en contradicciones.


Mikel fue en otro tiempo un hombre dulce y alegre que llegó a amar a Ane más que a su propia vida. Pero los días pasados entre rejas, el recuerdo constante de la traición de ella y el odio acumulado durante ese tiempo, lo han convertido en el ser taciturno, cínico y amargado que es ahora. La venganza se ha convertido en su único objetivo, en lo único que le da sentido a su vida, y, día tras día, planea cómo destrozarle la existencia a la mujer a la que odia y ama en la misma medida. Su obsesión con ella le preocupa, le lleva a cometer errores y deslices que le pueden costar caro. A veces, cuando se siente a punto de ceder, recuerda cómo su hermano pequeño murió en sus brazos mientras ella los miraba y no hacía nada y su rencor regresa con fuerza renovada. Ane tiene que pagar por lo que les hizo, aunque eso suponga la perdición del poco corazón que a él le queda.


Ane, por su parte, es una mujer que ha vivido un infierno desde aquel fatídico día, cuatro años atrás. Cierto que no fue ella a quien encerraron entre rejas, que no fue ella la que perdió a su hermano en el tiroteo, pero también ella perdió aquel día. Perdió el alma. Perdió al hombre al que amaba. Se perdió a sí misma. Desde entonces, acude todos los sábados al mismo café en el que se encontraba con él. Tal vez porque los recuerdos de aquel lugar le sirven como castigo por las decisiones equivocadas tomadas en el pasado. Quizá, simplemente, porque sabe que, algún día, será allí donde volverán a verse. 


La historia de estos dos personajes es una historia de AMOR, así, con mayúsculas. Y no porque sea una de esas novelas ñoñas en las que todos son felices y comen perdices. No porque la relación sea dulce y maravillosa. La historia de Ane y Mikel es tormentosa, difícil y, al menos para mí, muy real. 


Los personajes son perfectamente creíbles y sus sentimientos lógicos. Evidentemente, no a todos nos ha sucedido una tragedia como la de ellos, pero, probablemente, muchos podremos identificarnos con esa mezcla de sentimientos, con ese paso del amor al odio. Quizá no todos hayamos amado como una vez amó Mikel, mas, seguramente, muchos quisimos y acabamos odiando en la misma medida. Esa constante contradicción, esa lucha contra los propios sentimientos, esa imposibilidad de olvidar, hace que sea muy fácil identificarse con ellos.


Asimismo, la novela está escrita de un modo sencillo y, a la vez, perfectamente cuidado. Los diálogos son cercanos y resultan perfectamente creíbles. Los personajes hablan como lo haría cualquiera de nosotros. 


Además, cada página desprende esa dulzura a la que ya nos acostumbramos en Entre sueños. Y, en realidad, esto es de lo poco que tiene en común con su predecesora ya que ambas son completamente diferentes. Este es, en mi opinión, otro hecho interesante: cambiando casi por completo de forma y estilo, la autora logra de nuevo una novela de sobresaliente.


En definitiva, Antes y después de odiarte es una novela innovadora, que engancha desde el principio y hace que los sentimientos contradictorios se sucedan, no sólo en sus personajes, sino también en los lectores. En unas páginas entiendes a Mikel mientras que, en otras, deseas que le conceda a Ane la oportunidad de explicarse. 


Una de esas historias que vives y que recuerdas, pasados los años. Para mí, sin duda, un libro de 10. 

2 comentarios:

Ángeles Ibirika dijo...

¡Gracias, guapísima, por esta preciosa crítica! Me alegra que te haya gustado tanto.
Un abrazo gigante ♥

Fani dijo...

¡De nada, Ángeles! Gracias a ti y felicidades por tus novelas. Ya estoy esperando la próxima ^_^