domingo, 29 de diciembre de 2013

Bridgerton 6. El corazón de una Bridgerton (Julia Quinn)




Sinopsis 

El día que conoció a Francesca Bridgerton, Michael probó por primera vez el dulce sabor del amor y el amargo gusto de la desesperación. Porque ella era la única de las muchas mujeres que había conocido que le inspiraba auténtica pasión, pero era también la mujer de su primo John, al que quería más que a un hermano. El destino interviene y John muere de forma repentina. Su desaparición proporciona a Michael riqueza y posición... pero lo único que siempre envidió de él sigue estando fuera de su alcance, tras la infranqueable barrera del remordimiento. Francesca no entiende por qué el mejor amigo de John y en quien ella misma siempre ha buscado apoyo, no está a su lado para consolarla. Algo en su interior le dice que debe dar un pequeño paso, apenas un gesto, para que el secreto de Michael salga por fin a la luz. Pero esa misma voz le dice también que cuando lo haga su propia vida cambiará para siempre.

Reseña 


El corazón de una Bridgerton supone la sexta entrega de la exitosa serie Bridgerton de Julia Quinn. En ella nos encontramos a Francesca, a la que podemos considerar la más misteriosa de las hermanas Bridgerton pues en ninguna de las anteriores entregas hemos llegado a conocerla realmente, y a Michael, el mejor amigo del esposo de Francesca.

Francesca Bridgerton es una mujer feliz. Casada con John, conde de Kilmartin, y profundamente enamorada de él, disfruta de la apacible vida que cualquier dama pueda desear. Hasta que el destino decide jugarle una mala pasada. Pese a su juventud y fortaleza, John muere repentinamente y el mundo de Francesca se viene abajo. Contribuye a su terrible tristeza, además, que Michael, el primo de John y su mejor amigo, se niegue a consolarla. Cierto que él, como buen caballero, la apoya desde la distancia, pero Francesca no puede evitar notar que, tras la muerte de su primo, Michael se ha alejado bruscamente de ella. Algo que termina de confirmar cuando el susodicho decide abandonarlo todo e irse a la India, donde permanecerá durante cuatro largos años. Y en ese tiempo, Francesca tendrá tiempo de reflexionar, de tratar de superar la muerte de su esposo e, incluso, de descubrir que siente unos terribles deseos de ser madre. Y, para ello, no le queda otro remedio que casarse de nuevo.

Michael sabe que no es un buen hombre. Descarado y libertino, ha seducido a más mujeres de las que puede recordar. No obstante, no es eso lo que lo convierte en el peor de los hombres. En absoluto. Lo que hace que sea poco más que una alimaña es el motivo por el que se ha convertido en un calavera. Y es que Michael está perdidamente enamorado de una mujer a la que no puede tener. Una dama a la que ama desde el mismo instante en que la vio por primera vez… Cuando se disponía a anunciar su compromiso con el conde de Kilmartin. Esa es la razón por la que debía hacerse pasar por un despreocupado libertino. Para que ni ella ni John sospecharan, siquiera, de sus sentimientos. Pero cuando su primo muere y Francesca se ve sumida en la desesperación, Michael no puede hacer otra cosa que alejarse. Porque, por mucho que las circunstancias hayan cambiado, ella sigue siendo una mujer prohibida.

Hablar de El corazón de una Bridgerton, es hablar de la que, tal vez, sea la novela más conmovedora de esta serie. Acostumbrados como estamos al humor de Julia Quinn, a sus escenas hilarantes que, poco a poco, llevan a los protagonistas a ese final feliz tan deseado, encontrarnos con la historia de una tragedia es algo completamente nuevo.

 Lo cierto es que lo primero que pensé la primera vez que leí esta historia es que la autora podía haber recurrido al argumento fácil, al previsible. La protagonista podía haberse casado por obligación, por amistad, por compromiso. Pero no por amor. En el momento en que Francesca Bridgerton se declara profundamente enamorada de su esposo, Julia Quinn está metida en un lío. Porque por poco que conozcamos al tipo en cuestión, por poco que dure el matrimonio, SE AMAN. Y eso, en romántica, es sagrado.

Así, te encuentras con una joven viuda que amaba a su esposo. Y te encuentras con el encantador y divertido primo del esposo en cuestión que ama, con toda su alma, a la viuda. Y el lector se tira de los pelos. Porque la depresión de Francesca es totalmente comprensible. Porque la huida de Michael resulta casi hasta lógica. Y, sobre todo, porque los sentimientos de culpabilidad de ambos cuando la imagen de John comienza a difuminarse y lo que ellos sienten empieza a ganar fuerza resultan completamente comprensibles. Pero el mayor problema de todos es que Julia Quinn tiene que convencernos. Convencernos de que es posible amar a otro cuando se estuvo ya enamorada. Disiparnos las dudas que surgen en torno a en qué momento surgió ese enamoramiento. Convencernos de que los sentimientos de Francesca hacia John eran reales, tal y como lo son hacia Michael. O viceversa. Y nos convence. Porque, en esta novela, nos encontramos la pluma más magistral de Quinn. La historia mejor hilada. Los sentimientos más profundamente definidos. La historia de Francesca es la que hace “sentir” al lector. La que hace que, esta vez, las carcajadas se produzcan entre lágrimas.

El humor, por supuesto, está presente. Pero, esta vez, no en escenas hilarantes que puedan restar fuerza a la historia sentimental. En El corazón de una Bridgerton el humor tiene nombre propio: Michael Stirling. Con su sonrisa descarada, sus comentarios subidos de tono y el modo en que le toma el pelo a la protagonista, es Michael, y no otro, el que aporta la nota cómica a la novela.

 Una novela que, al menos a mí, me ha parecido maravillosa. Y reconozco que Michael Stirling me ha robado el corazón.

Para mí merece un SOBRESALIENTE.

Cita: 


“—Ay, Dios, Francesca —dijo él, con la voz interrumpida por una risa burlona—. Vamos, esa sí es una buena pregunta. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? —repitió, cambiando el tono cada vez, como si quisiera probarla, como si se la dedicara a diferentes personas—. ¿Por qué? —repitió otra vez, girándose a mirarla—. Porque te quiero, maldita sea. Porque siempre te he amado. Porque te amaba cuando estabas con John, te amaba cuando yo estaba en la India, y aunque Dios sabe que no te merezco, te amo de todos modos.”

No hay comentarios: