miércoles, 23 de enero de 2013

El infierno de Gabriel (Sylvain Reynard)


El enigmático y sexy profesor Gabriel Emerson es un respetado especialista en Dante durante el día, pero por las noches se entrega a una vida de placer sin inhibiciones. Utiliza su célebre físico y su sofisticado encanto para satisfacer todos sus caprichos, pero en secreto que siente torturado por su oscuro pasado y consumido por la profunda creencia de que no tiene redención posible. Cuando la dulce e inocente Julia Mitchell se matricula en su clase, su atracción y misteriosa conexión con ella no solo pone en peligro su carrera, sino que le embarca en un viaje en el que su pasado y su presente se encuentra.” (Sinopsis extraída de Autoras en la Sombra)

Antes de comenzar con la reseña de esta novela, he de decir que no tenía grandes expectativas con respecto a ella. Para mí no era más que otro primo que le ha salido al ya famoso Grey. Con un poco de suerte, me tendría entretenida durante un par de horas. Si la suerte brillaba por su ausencia, se convertiría en un ejercicio de fuerza de voluntad, paciencia y grandes dosis de autodominio… el suficiente para no lanzar el libro por la ventana y ponerme con un Kleypas, cura de todos mis males literarios. Tal vez por eso, por no tener expectativas, el libro no me decepcionó. Me chocó en algunos aspectos, me aburrió en otros y, lo reconozco, hubo alguna cosa que me gustó. Pero decepcionarme, no. Simplemente, fue lo que esperaba que fuera: una novela para pasar el tiempo.

Lo primero que, en mi opinión, hay que aclarar con respecto a El infierno de Gabriel, es que no es una novela erótica. Da igual que la editorial lo haya catalogado como tal, que en las diferentes páginas literarias se diga que lo es, el sexo brilla por su ausencia y la única escena sexual real que hay es lo que cualquier asidua de la novela romántica consideraría light. Teniendo en cuenta esto, ¡allá vamos!

Gabriel es un profesor universitario especializado en Dante. Un tipo serio, frío, desagradable a veces,  que mantiene las distancias con el mundo. Pero también es un hombre con un pasado que ha tratado de dejar atrás, aunque sin lograrlo del todo. Un individuo para el que, una noche, lo cambió todo.

Refugiado en su trabajo, Gabriel ha tratado de seguir adelante sin establecer ningún vínculo emocional con ninguna mujer. Aunque eso no quiere decir que no dedique sus noches a dejarse llevar por los placeres que ellas le ofrecen. O, al menos, eso es lo que se nos dice porque evidencia, lo que es evidencia, no hay ninguna.

Julia, por su parte, es una jovencita cuya vida sentimental se vio condicionada por una foto: la del hermano de su mejor amiga. Tras contemplar el rostro de aquel atractivo joven, Julia se dio cuenta de que ya no sería la misma. Y cuando, una noche, conoce al hombre en cuestión se da cuenta de que jamás volverá a ser la misma. El resto de su vida se verá condicionada por aquel caballero… Y por la pasión de este: Dante Alighieri.

La historia de Gabriel y Julia es la de un amor juvenil, la de una noche inolvidable para ambos. Para él, Julia es algo así como su tabla de salvación. Para ella, Gabriel es una figura sólida a la cual aferrarse.  Podría ser una historia de amor, cuanto menos, bonita, pero lo cierto es que se queda algo descafeinada. Ni la increíble pasión que, al parecer, existe entre ellos logra transmitirse en sus páginas, ni el amor incondicional que se supone que se profesan queda del todo claro.

Los personajes, por su parte, están bien caracterizados, puede entenderse su comportamiento y percibirse una evolución en su carácter. Si bien el “enamoramiento” de Julia –a partir de una foto-, resulta bastante inverosímil, más un capricho juvenil que un amor de verdad; puede llegar a entenderse que se enamore de Gabriel con el paso del tiempo y, tal vez, con cierta idealización por su parte. Al igual que la fijación de Gabriel con ella puede atribuirse a la desesperación de un joven completamente perdido en la vida que encuentra algo, a alguien, a lo que aferrarse.

Y llegamos al estilo y a los aspectos formales de la novela. Aquí nos encontramos con un tema peliagudo. Lo cierto es que la historia aparece muy bien narrada, muy bien hilada. El estilo del autor es fluido y se ve que escribe de algo que domina bien. Las referencias a diferentes figuras relacionadas con el arte, la historia de Dante, etc. están muy bien explicadas y argumentadas.  Pero, precisamente aquí es donde se encuentra uno de los grandes “peros” de la novela. Al parecer Sylvain Reynard es un apasionado del arte y eso se nota. Se nota tanto que, a veces, pierde completamente de vista la historia principal y se sumerge en divagaciones y explicaciones que, si bien a los que nos gustan estas cuestiones pueden resultarnos “interesantes” (aunque cansinas, a veces), a aquellos a los que no les interesan los aburrirán soberanamente. Además, se dan por hecho tantos conocimientos que la novela parece estar destinada a un público específico, con una base cultural medianamente alta.

En definitiva, una novela para pasar el rato, diferente en lo que a base cultural se refiere, con algunas sorpresas que mejoran la trama y una calificación de “erótica” que no se corresponde con la realidad.

Le doy un 6.

CITAS DE LA NOVELA:

“—Tu cuerpo junto al mío. Fuiste tú la que vino a mí anoche. Te metiste en mi
cama. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me dijiste que no podías mantenerte alejada de mí? Porque somos almas gemelas, tal como Aristófanes las describió, una alma en dos cuerpos. Eres la mitad que me falta. Eres mi bashert.
—¿Bashert? ¿Acaso sabes lo que significa? El Bashert es el bashert, Gabriel, el
destino es el destino. Puedes aplicarlo a lo que quieras. No tengo por qué ser yo.”


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