sábado, 30 de julio de 2011

El diablo enamorado (Julia London)

“El deseo de una mujer…
Abigail Carrington parte rumbo a Inglaterra para casarse con el Michael, Marqués de Darfield, a quien ama desde su infancia. Sin embargo, el hombre que la espera ante el altar es un desconocido, que se apresura a casarse con ella y después la abandona. Sólo la pasión de sus besos le hace albergar la esperanza de que el suyo no ha sido un matrimonio de conveniencia.
La necesidad de un hombre…
Por su parte, Michael Ingram apenas guarda un vago recuerdo de aquella niña mimada, y se lamenta de haber aceptado casarse con ella para poder salvar su patrimonio familiar. Pero por más que se propone ignorarla, su belleza lo tienta y sus encantos lo envenenan. Michael se esfuerza por apartarse de ella, hasta que está a punto de perderla. Es entonces cuando decide recobrar su amor antes de que sea demasiado tarde...”

El diablo enamorado es una novela perteneciente a la célebre escritora de novela romántica Julia London y constituye la primera entrega de su serie “Granujas de Regent Street”. En ella nos encontramos con Michael Ingram, marqués de Darfield, y Abigail Carrington, hija de un capitán de barco con el que Michael se embarcó siendo muy joven.
Michael Ingram es un hombre serio que ha tenido que sacar adelante a su familia solo ya que su padre, hombre aficionado al juego y la bebida, no le ayudó en absoluto. A la muerte de este, y dada la tendencia de la alta sociedad a chismorrear e inventar, el buen nombre del marqués y los suyos se ve empañado por continuos escándalos de los cuales muy pocos son ciertos. Así pues, es comprensible que, cansado de los desplantes y murmuraciones de sus pares, el joven Michael se canse de la hipocresía de una sociedad que disfruta de las desgracias ajenas y se encierre en su casa de campo de la que sólo saldrá para cumplir con sus obligaciones y negocios y amparado siempre por la oscuridad de la noche. Es comprensible, asimismo, que con el paso de los años, el misterioso comportamiento del noble, su fama de libertino y el misterio que encubre su pasado le haga granjearse el nombre de “Diablo de Darfield”.
Abigail Carrington, Abbey para los amigos, es una joven dulce, alegre e inocente que ha pasado los últimos doce años suspirando por un hombre al que conoció a bordo del barco de su padre. Un hombre al que, cuando no era más que una niña revoltosa, no dudaba en atacar con su espada de madera (curiosa forma de demostrar sus aspiraciones románticas, por cierto). Un tipo de misteriosos ojos grises que, al parecer, lleva doce largos años esperándola para casarse con ella. Por él aprendió a tocar el violín. Por él se interesó por la historia. Las cartas del apuesto marqués y sus inusuales regalos de “enamorado” la ayudaron a convertirse en la mujer inteligente, culta y refinada que es. Es normal, pues, que mientras viaja hacia la casa de su prometido para contraer ese matrimonio tan deseado por los dos esté nerviosa. Es comprensible, además, que la asalten constantes dudas sobre si Michael la encontrará aceptable tras tantos años de separación. Lo que no se puede comprender, de ningún modo, es el hecho de que, en lugar de la afectuosa bienvenida que esperaba, su prometido la reciba con una mirada fría como el hielo y exponga las condiciones de su matrimonio como si de un contrato se tratase. Lo que no tiene lógica es que, a pesar de las cartas, los retratos y los regalos que él le envió, el hombre no la conozca en absoluto.
Y así, recién llegada a Inglaterra, tras viajar desde Virginia casi sin descanso, Abbey se da cuenta de que las cosas no son exactamente como ella pensaba y de que el cuento de hadas que imaginaba no va a tener lugar.
El diablo enamorado es la historia de una mentira, un enredo que un capitán de barco llevó a cabo para juntar a su hija con un hombre serio, luchador y poderoso. Un engaño que, aún cuando no se aclara en la novela lo que realmente pretendía, yo entiendo como una jugada maestra de un padre que busca lo mejor para su hija (como ya he dicho, Abbey está enamorada del protagonista desde que no era más que una niña). Una estratagema que, aunque probablemente bien intencionada, acaba por hacer daño a dos personas que no son más que víctimas de la situación. Y es que Michael no desea casarse y mucho menos con una niña caprichosa, malcriada y desquiciante, que es como él recuerda a Abbey. Y Abbey, por su parte, ha sido víctima de tantas mentiras a lo largo de su vida, le han contado tal cantidad de historias a cerca de Michael y de su supuesto amor, que lo ha idealizado y se ha hecho tantas ilusiones que descubrir que todo aquello era mentira constituirá el peor golpe de su vida.
Lo cierto es que me ha gustado esta novela. Tiene algunos puntos criticables como el comportamiento de Abbey en algunas ocasiones (a veces parece más una niña que una mujer adulta; en otras ocasiones, se deja llevar demasiado por otros personajes como su primo), el hecho de que algunas cosas no quedan del todo claras a lo largo de la novela (como ya he dicho, no se dice en ningún momento el por qué del contrato que el padre de la protagonista le hace firmar a Michael) o algunas reacciones del protagonista masculino que a veces resultan un tanto exageradas. Pero, en general, es una novela que engancha, con momentos tiernos, divertidos y apasionados; unos protagonistas atrayentes y unos secundarios todavía más interesantes (hay un tal Alex Cristian, duque de Southerland, que con unas pocas palabras y un par de sonrisas me ha conquistado). Así pues, aunque no creo que sea una de esas novelas “inolvidables” que ocupan un lugar privilegiado en las estanterías, no dudaría en recomendarla para pasar un buen rato. Le doy un 7.

                                                

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