domingo, 28 de marzo de 2010

MAS BRILLANTE QUE EL SOL (JULIA QUINN)

Es bien sabido que uno debe andarse con ojo cuando pasa bajo un árbol ya que de sus ramas pueden caer los más diversos objetos cuando menos nos lo esperamos y las consecuencias pueden ser terribles…

O terriblemente oportunas.

Dicen que Isaac Newton, por ejemplo, descubrió la ley de la gravedad cuando una manzana abandonó su cómoda posición en la rama de un árbol y cayó ante sus narices. Eso, exactamente, fue lo que le sucedió a Eleonor Lyndon sólo que, en lugar de una manzana, lo que cayó justo encima de sus pies fue un hombre. Un hombre tremendamente apuesto, por cierto. Y en vez de la ley de la gravedad, lo que ella descubrió fue que el destino tiene un extraño sentido del humor. Y es que desde el mismo instante en el que sus ojos se cruzaron con los de aquel individuo, su vida cambió para siempre.

Charles Wycombe, conde de Billington, está desesperado. Teniendo en cuenta que está a punto de cumplir 30 años podría pensarse que la crisis propia de su edad ha sido la que lo ha empujado a beber hasta apenas tenerse en pie y a subirse a aquel árbol para rememorar viejos tiempos. Sin embargo, esta teoría no se sostiene ya que Charles es un hombre apuesto, contento con su vida disipada y su fama de donjuán y al que no le preocuparía demasiado cumplir un año más… Si no fuera porque su padre, aun después de muerto, ha decidido seguir riéndose de el. Y es que el anterior conde dejó estipulado en su testamento que si su hijo no se casaba antes de cumplir 30 años perdería todo el dinero de su herencia. Así pues, no es de extrañar que el hombre haya decidido ahogar sus problemas en alcohol…

Mas, contrariamente a lo que suele suceder, en su caso, la bebida, sí ha servido para solucionarlos. Cuando, tras caer de la rama de un árbol, borracho, abre los ojos, se da cuenta de que Dios ha escuchado sus plegarias. Ante él se encuentra una hermosa mujer con un agudo sentido del humor y una tremenda inteligencia. Por eso, aunque apenas hace unos minutos que se conocen, no encuentra ninguna razón de peso para no pedirle que se convierta en su esposa…

¡Lo antes posible!

Más brillante que el sol supone la segunda entrega de la serie de las hermanas Lyndon de Julia Quinn. Lo cierto es que Julia es una autora que me encanta. Sus chispeantes diálogos y el sentido del humor que inunda todas sus novelas consiguen que la historia enganche desde la primera página y que la lectura resulte tremendamente sencilla. Sin embargo, y aunque me pese decirlo, lo cierto es que esta novela en concreto me ha resultado un tanto… difícil. No es que la historia esté mal ni que carezca de sentido del humor sino todo lo contrario. La historia esta bastante bien y, como cualquier Quinn que se precie, resulta bastante divertido… Pero, precisamente, esa búsqueda constante de diversión es lo que hace la lectura tan pesada. Creo que, en esta ocasión, Julia Quinn ha sobrepasado la barrera y en lugar de provocar risas lo que acaba consiguiendo es que el lector se exaspere. Las situaciones absurdas, las caídas y los malos entendidos pueden resultar hilarantes… Siempre y cuando se usen con moderación, algo que en esta novela no sucede. Es cierto que durante las primeras páginas la sonrisa no abandona tu rostro pero, a medida que vas leyendo, te das cuenta de que la historia no avanza, de que los protagonistas sólo abandonan el suelo para caerse otra vez y de que llevas leídas casi 100 páginas y parece que sigues en el mismo punto que cuando empezaste. Así, la trama va perdiendo fuelle y descubres que eres capaz de abandonar la lectura sin ningún arrepentimiento (algo que no me sucedió con ninguna otra novela de esta autora). Cuando, finalmente, concluyes la lectura lo único que se te viene a la cabeza es que la novela ha tenido sus momentos y que, de no haber abusado tanto del absurdo, la historia podría haber estado bien.

Aun así, y a pesar de que creo que es la peor novela de esta autora que he leído (¡Ojo! Para mi Julia Quinn es una AUTORA, con mayúsculas, por lo que una novela “mala” de ella estará, probablemente, muy por encima de otras de otras autoras), lo cierto es que no me arrepiento de haberla leído. Como ya he dicho, la sonrisa me ha acompañado durante la mayor parte de este viaje (aun siendo, a veces, una sonrisa de diversión y, en otras ocasiones, una sonrisa de desconcierto) y he descubierto que mi manía de hacer listas no es exclusiva ya que el propio Charles reconoce que es una de sus principales aficiones. Además, teniendo en cuenta que es una de las primeras novelas que escribió, es lógico que no se encuentre al nivel de las demás.



4 comentarios:

LadyMarian dijo...

Hola Fani!!
Qué lindo verte dando vueltas por acá!
No leí este libro, así que tomo nota de él. Parece bueno.
Me encanta la imagen que tenés abajo del cartel de bienvenida!
Besotes

Fani dijo...

Hola LadyMarian!!!!
Bueno, aprovechando las vacaciones a ver si subo alguna cosa...
Pues la novela no esta mal. No tiene la calidad de los Bridgerton porque es de lo primero que escribio pero te ries bastante...
Si, ayer estaba buscando una imagen para indicar que ya habia llegado la primavera y me encontre con esta. La verdad es que me costo decidirme porque hay cosas realmente bonitas por ahi.
Biquiños!!!

Ana Iturgaiz dijo...

Lo he acabado hace muy pocos días y estoy de acuerdo contigo. El principio me pareció genial, pero según iba avanzando se me hacía cada vez más pesado. Aunque, de todas maneras, me dejó con la sonrisa en la boca lo suficiente como para seguir siendo una de mis autoras preferidas.

Fani dijo...

Hola Ana!!
Si, aunque ha sido de lo que menos me gusto de ella, para mi tambien sigue siendo de mis favoritas. No se, para ser de lo primero que escribio, la verdad es que esta muy bien.
Biquiños!!!